Realidad de ausencia

Ausencia provoca demencia,
ausencia de deshacerme en tus brazos,
de probar tus besos una vez más.
Solo obtengo demencia
de pensamientos inconclusos
que no saben donde ir
ni hacia donde van.
¡Qué difícil!
Tiempo separados en que la pérdida
se forma cada día una realidad.
Lugar donde no está tu sonrisa,
lugar donde es difícil aguantar.
Cuesta arriba se me hace
¿Cómo aguanto?
Muy fácil, salgo a la calle
con la esperanza de que un cataclismo
me quite de en medio ya.
Sí, lo siento.
Hoy no puedo más.

Autoconcepto

Esa cosa que a ratos y ratitos
se descontrola, ahoga y aprieta
que marea, derrota, agota
acariciando sin piedad.
Un ciclo cerebral
sin fin
cuyo único gran y odioso propósito
es aniquilarnos.
Es así.

Reflexiones prohibidas cap.I

Kilómetros sin conciencia

Me cuesta tanto estar sola
algo físico y algo emocional,
algo etéreo y algo férreo
El todo y el nada en el que nado
a diario.
Distancia lejana
que me aparta y hastia
vomitando la nada,
engullendo el todo
que, sobretodo,
me separa de ti.

Inspiración desvanescente

Inspiración apagada, dormida
casi muerta
alma sin alas, desesperada
casi muerta.
Espero con brazos cruzados
o abiertos (según el ojo)
el momento en que una brizna
de esperanza se pose
por un tiempo infinito
que crezca, me acune
y extinga mis ganas
de no existir.

Claro de sombra en clave de sol

Luces fuera

Quiero desencenderme
para siempre en un rinconcito
empezar a desiluminar
y dejar de existir.
Eso quiero.
No sé ser. No estoy estando.
Entonces, ¿qué queda?
Un alma etérea incorpórea
que grita desde su celda por liberarse.
Aguanta, cara alegre y grita por dentro.
Y quedándome afónica...
realizaré mi porvenir...
...sin molestar a nadie.

La belleza

En la belleza,
no debería estar la tristeza.
Inocencia pura de alma
tristemente conquistada, exiliada,
troceada y tirada al olvido momentáneo.
Ojos tristes inmerecibles,
por culpa caprichosa de un corazón
con escrúpulos por formar.
Triste inocencia interrumpida
por tristeza inmerecida.

Una chica me inspiró por sus lágrimas

Puente colgante

Tu alma, una isla.
Yo, palmera ermitaña.
Un río que nos separa.
Puente infinito en abismo tendido,
que inútilmente atrapa.
Atrapa sentimientos, rencores,
vómitos de dolor con rasguños,
gritos de socorro,
socorro dormido.
Y aún así te miro,
desde el puente.

A regañadientes en el sillón - Algún lugar del hipotálamo